sábado, 15 de noviembre de 2014

Amor y otros negocios

¿cuándo conocemos al amor? Esperen... empecemos mejor con ¿qué es el amor? El amor... ¿se huele, se toca, se come, se oye? ¿qué es el amor? En líneas generales, ninguna de las cuatro cosas sería posible porque a este se integra en una lista de sentimientos que va sufriendo el ser humano a lo largo de su vida. Pero y... ¿el amor es simplemente un sentimiento? Yo en particular y todo el que sepa realmente lo que es el amor, dudo que compartan que es solo un simple sentimiento. Y cuando digo que sepan lo que es realmente el amor, me refiero a poder ver en el amor más allá de un corazón rojo, San Valentín y todas esas patrañas que no son sino puro negocio. En nuestros tiempos son muchos los que alardean de creer saber lo que es el amor por regalar un trozo de materia comprado gracias a algo llamado dinero y que hace feliz a la humanidad. Cuando el regalo más bonito no tiene precio es sencillo y está al alcance de todo el mundo. Una simple mirada; una simple caricia que sirva para que tu pareja sienta todos los poros de su piel; un simple abrazo que te haga sentir querido, amado, deseado... Por esa persona por la que lloras todas las veces que piensas en una remota despedida, en una posible perdida de su gran amor, por ese trozo que te complementa y que te faltaba antes de su presencia y que hoy puedes perder. Muchas cosas están a golpe de talonario pero el amor es la excepción que confirma la regla como en tantas otras cosas, el amor es especial, único e increíble. 
Del mismo modo que en el amor no vale el dinero tampoco lo valen las mentiras, la hipocresía, porque de la misma forma que el sol no se puede tapar con un dedo tampoco se puede ocultar las mentiras por muy ciega que esté la otra persona. El amor es un acto puro, en el que no se tiene ánimo de lucro de ningún tipo. Con lo que podríamos empezar diciendo que el primer y más grande amor que podemos tal vez recibir en nuestra vida es el de nuestros padres. Siempre buscaremos ese amor aunque seamos huérfanos y no tengamos padres. Intentaremos encontrar esa figura en alguna persona. Es un amor dispuesto en nosotros por naturaleza por lo que esto se contrapondría con la afirmación de que es el amor más grande que podamos encontrar en nuestra vida. Y estaríamos hablando de un amor surgido por la necesidad de nuestra naturaleza.
Un fallo grave de hoy en día es asociar el amor siempre a una pareja, como yo he hecho en las primeras líneas, ya que también se puede tener amor a una actividad, objeto... Por eso no podemos ser tan convencionalistas como para tachar a una persona que viva sola (sin pareja) , como triste, sin amor... Seguramente esa persona ama vivir sola descubriendo y haciendo cosas que no podría realizar en pareja. Yo personalmente no soy partidario de esta última idea pero es tan aceptable como cualquier otra. El problema es que el adoctrinamiento de nuestra sociedad es tan grande que llega a obligarnos a ver los sentimientos o algo más que un sentimiento como es el amor de una forma determinada. Debemos hacer que este mundo lo pueda mover algo como es el amor y no que el sistema corrupto en el que vivimos corrompa la idea de amor o incluso se aproveche de ella para hacer un negocio más. Tenemos que evitar que llegue el día en el que nos pregunten ¿Qué es el amor? y lo primero que se nos venga a la cabeza sea: el día de san Valentín, corazoncitos, ramos de flores... Uyy...¡Espera...! Esto me suena a algo... Si ya, ahora caigo... Hemos conseguido corromper la idea de amor.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Mito del escondite de los sentimientos

Cuenta el mito que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado ya por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:
-¿jugamos al escondite?
La INTRIGA levantó la cara intrigada, y la CURIOSIDAD sin poder contenerse preguntó:
- ¿al escondite? ¿Y cómo es eso?
-Es un juego- explicó la LOCURA - en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y, cuando yo haya terminado de contar, tengo que ir encontrando a cada uno de ustedes.
El ENTUSIASMO se halló secundado por la EUFORIA. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse; ¿Para qué? si siempre le encontraban y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), mientras que la COBARDÍA prefirió no arriesgarse.
Uno, dos, tres... comenzó a contar la LOCURA.
La primera en esconderse fue la PEREZA, que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La FE subió al cielo, y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿que si un lago cristalino? ¡Ay ideal para la BELLEZA!; ¿que sí la rendija de un árbol? ¡Perfecto para la TIMIDEZ! ; ¿que si el vuelo de una mariposa? ¡Lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD! ; ¿que si una ráfaga de viento? ¡Magnífico para la LIBERTAD! Así que termino por ocultarse en un rayito de sol, el EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... eso sí, sólo para él.
La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris), y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes, el OLVIDO... ¡se me olvidó donde se escondió!
Cuando la LOCURA contaba 999.999 el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido decidió esconderse entre sus flores.
-¡Un millón!- contó la LOCURA y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la PEREZA, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología, y a la PASIÓN y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la ENVIDIA, y claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo; solo salió desesperado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA. Y con la DUDA resulto más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: el TALENTO entre la hierba fresca, la ANGUSTIA en una oscura cueva, la MENTIRA detrás del arco-iris... (¡mentira, sí ella estaba en el fondo del océano!), y hasta el OLVIDO, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. A TI te encontró, entre los dedos rosáceos de la aurora*.
Pero el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, en cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba apunto de darse por vencida, divisó un rosal. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al AMOR, la LOCURA no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra,
EL AMOR ES CIEGO
Y LA LOCURA SIEMPRE, SIEMPRE, LE ACOMPAÑA.

*En la mitología griegaEos (Ἠώς Ēós o Έως Eos, ‘aurora’) era la diosa titánide de la aurora, que salía de su hogar al borde del océano que rodeaba el mundo para anunciar a su hermano Helios, el Sol.